Es requerido una fisura anal tratamiento cuando se identifica la presencia de un desgarro en la mucosa recubriente del ano, esto para reducir los riesgos de complicaciones y aliviar los síntomas que acompaña este padecimiento. Si bien las fisuras las pueden presentar personas de cualquier edad, llegan a ser más comunes y frecuentes en bebés pequeños, por lo que se recomienda prestar especial atención a las características de las heces, siendo estas uno de los principales indicadores de una fisura, para determinar en qué momento es necesario consultar a un médico.
Para que nuestros visitantes conozcan más acerca de este padecimiento, dedicaremos esta publicación en nuestro blog a hablarles de sus síntomas, factores de riesgo, causas, posibles complicaciones, de cómo se realiza su diagnóstico y de cuáles son algunas de las opciones de tratamiento disponibles en la actualidad.
Como acabamos de mencionar, una fisura anal consiste en un desgarro en la mucosa del ano, es decir, en el tejido blando y húmedo que lo recubre a modo de protección. Las causas de una fisura anal son diversas, y entre ellas se incluye el estreñimiento y el esfuerzo realizado para realizar las evacuaciones intestinales cuando se presentan problemas para defecar, así como la diarrea crónica, la expulsión de heces fecales muy duras o de gran tamaño, la inflamación en el tracto rectal ocasionada por enfermedades; el parto. Además de estas existen otras causas que son menos frecuentes, como el cáncer de ano, la tuberculosis, el herpes, la sífilis y el VIH. Para determinar los agentes que han originado la fisura el médico se encarga de realizar una serie de exámenes y pruebas y a partir de lo identificado como causante determina la fisura anal tratamiento que pueda resultar más efectivo.
Las fisuras anales, al involucrar un daño en la mucosa del ano se acompañan de signos y síntomas que resultan muy molestos para quienes las presentan. El dolor es el síntoma más frecuente y se presenta al evacuar el intestino o después de hacerlo, con una intensidad variable que puede incluso llegar a durar varias horas. La presencia de sangre en las heces o en el papel higiénico es un signo que puede indicar algún problema que requiera de atención médica, así como detectar una grieta visible en el área que circunda el ano o la presencia de un bulto pequeño en la piel en el área cercana a donde se generó la fisura.
Finalmente también se puede presentar irritación y picazón alrededor del ano; en este punto conviene mencionar que existen diferentes grados de evolución de una fisura y en la mayoría de los casos se presenta una mejoría con un tratamiento simple, sin embargo, cuando se experimenta dolor durante el movimiento intestinal o se presenta sangrado, es de suma importancia consultar a un médico.
Ya mencionamos que las fisuras se pueden presentar a cualquier edad, pero hay ciertos factores de riesgo que pueden incrementar las probabilidades de sufrir un desgarro en la mucosa que recubre el ano. Los bebés en su primer año de vida son más propensos a sufrir una fisura anal, al igual que los adultos mayores, en el último caso por la circulación lenta y la reducción del flujo sanguíneo al recto. El estreñimiento es otro factor de riesgo, pues supone hacer esfuerzos para la evacuación intestinal lo que incrementa el riesgo de desgarrar el tejido.
Por otra parte, se ha identificado que las mujeres después del parto con mayor frecuencia presentan fisuras anales, así como quienes padecen enfermedades intestinales inflamatorias, como la enfermedad de Crohn, en la que el intestino presenta una inflamación crónica que lo hace más vulnerable. Finalmente, mantener relaciones sexuales anales incrementa los riesgos de sufrir un desgarro.
La importancia de la atención médica cuando se identifican los signos y síntomas de este problema radica en la prevención de complicaciones, como las dificultades para sanar a través de tratamientos simples, la recurrencia en el desgarro del tejido generando una fisura crónica, y que el desgarro se extienda hacia los músculos circundantes, como el esfínter anal interno, lo que dificulta la cicatrización y como acabamos de mencionar, requiere de otro tipo de tratamientos. Por todo esto les recomendamos que en caso de presentar los síntomas descritos y presentar los factores de riesgos, busquen atención médica especializada, de igual manera les recomendamos adoptar medidas de prevención, en especial para evitar el estreñimiento, tales como beber abundantes líquidos, consumir comidas con alto contenido en fibra y hacer ejercicio de manera regular.
Para realizar el diagnóstico de una fisura anal, el médico puede hacer un tacto rectal para inspeccionar el canal anal y en aquellos casos en que se sospeche que la fisura se debe a algún padecimiento subyacente, puede indicar análisis como una sigmoidoscopia flexible o una colonoscopia. Para hacer el tacto rectal, el médico inserta un dedo en el canal anal o bien, hace uso de un anoscopio para la observación.
Las fisuras cuando son agudas se asemejan a un corte fino, mientras que las crónicas usualmente se forman por un desgarro y bultos cutáneos uno al interior y uno exterior. Estos cortes y bultos pueden presentarse a un costado de la abertura anal o en su parte posterior o delantera y según su ubicación es posible que se encuentre asociada a otros trastornos. En análisis de sigmoidoscopia flexible por otra parte, consiste en insertar un tubo flexible con una cámara de video en el colon para inspeccionarlo, el que puede realizarse sólo a pacientes de menos de 50 años de edad, que no presentan factores de riesgo de cáncer de colon o enfermedades intestinales; mientras que en la colonoscopia se inserta igualmente un tubo para inspeccionar todo el colon, una prueba adecuada para pacientes de más de 50 años y que presentan otros factores de riesgo y síntomas que puedan indicar otras afecciones, como puede ser diarrea o dolor abdominal.
La fisura anal tratamiento comprende medidas sencillas, como tomar baños de asiento e incrementar la fibra en la dieta y otros tratamientos no quirúrgicos, como la aplicación eterna de nitroglicerina, el uso de cremas anestésicas tópicas, la inyección de botox y el uso de medicamentos para controlar la presión arterial para relajar el esfínter anal. En caso de que estos tratamientos no ofrezcan buenos resultados se puede recomendar una cirugía. En futuras publicaciones en este blog explicaremos a mayor detalle los tratamientos y su forma de acción para favorecer el estado y recuperación de una fisura.
Les recordamos que para reducir los riesgos de complicaciones y recibir una fisura anal tratamiento efectivo lo mejor es consultar a un médico y el especialista en proctología Dr. Alberto Magaña Reynoso pone a sus órdenes sus servicios para tratar este y otros padecimientos. Los invitamos a ponerse en contacto con nosotros para agendar una cita, con gusto los atenderemos.